["No hablo yo de fantasmas, ni de Dios...
soló te cuento las cosas que se te suelen perder."]

viernes, 11 de diciembre de 2015

Lo que es y no debe ser


ELLA
“Ni siquiera se supone que este aquí” dijo ella, sin apartar la mirada del plato vacío. Vajilla blanca impoluta que resplandecía aun mas por las luces claras de aquel restaurante.

El la miro y sintió muy dentro suyo la pena estallar, para luego rápidamente hacerse nudo en su garganta...
Silencio.


Y


EL
Mario viaja en el subte, línea C, de regreso hacia Constitución. 
Consiguió un asiento y eso, para algunos de nosotros, ya es una medalla.
Apoya su cabeza sobre la baranda gris metalizada como cansado, o como pensando quizás (seguro).

A lo lejos llega un sonido difuso, que mas tarde es melodía, y por ultimo, conforme se nos acerca, cobra la forma de música. Hecha y derecha.
Le pega como una maza.
Mario se endereza, mira a través del pasillo atestado, tratando de ver. ¿De dónde viene aquello, aquel código compartido, que parece hablarle solo a él?
Durante varios segundos intenta en vano, como yo.

Espiamos, divisamos...Un charango, un hombre de tez oscura, una remera blanca y no mucho más.

Los ojos de Mario se iluminan tanto que irradian.
De pronto, pareciera elevarse.
Atraviesa primero el techo del vagón, luego deja atrás una a una las capas de membranas, tejas y chapas.
Su fuerza es descomunal.
Ahora nos mira desde el techo de la estación. Comienza suave y delicadamente a moverse, a planear. 
Mira sobre las calles, por sobre la gente embarullada en terminar su rutina.
El ya vuela, el ya es cóndor.

En el aire, de un solo movimiento, se da vuelta. Comienza entonces a mirar hacia el cielo, como hipnotizado.
Y canta.
No se avergüenza. Comienza murmurando, luego una sonrisa, luego masculla, otra sonrisa mas y luego más alto, ya entona.
Su cuerpo, sus manos. Todo acompañando la canción con movimiento. Sin reprimirse frente a nadie.


Deduzco que con Mario solo compartimos el espacio físico y rígido.

En mi mente: Mis divagues y disertaciones van a un cielo. Su cielo, por caso, es otro muy lejano que ni siquiera tiene cerca suyo la mayor parte del tiempo.

Llegamos a destino, estación terminal, salimos del ensueño.
Mario cobra forma terrestre nuevamente. Se abren las puertas del subte y lo pierdo entre la maraña de gente.
Lo imagino corriendo...Atraviesa fronteras y paisajes, personas y lugares para volver a su raíz.
Corre, desaforadamente corre, se desgarra la ropa, deja todo atrás, se quiere escapar el pobre.











"Me parece que siempre seré feliz allí donde no estoy"
Charles Pierre Baudelaire (1821 - 1867) poeta francés.

martes, 27 de septiembre de 2011

Ultima estación…Revolución

¡Última parada, Estación Revolución! Grito el guarda por segunda vez, anoticiando que todos debíamos bajar del tren, y con la mayor celeridad posible.
Tome rápido mi bolso de mano, me abrí paso entre la gente, y una vez fuera, el frío caló hondo en mis huesos.
Frote mis manos, como para tomar impulso, y comencé a caminar a paso apurado, ganando calor en mi cuerpo…
Una vez más el tiempo no estaba de mi lado.

Desde el andén, mientras el tren se alejaba a su descanso, ya podía verse la ciudad brillando, halos de luces, como luciérnagas, como si la gente estuviera jugando con linternas.
Pero no.
Era fuego lo que iluminaba la ciudad, que ahora, mas bien se me figuraba anaranjada.
Fogatas lejanas, como rituales medievales, mientras siluetas reflejadas en las paredes parecían bailar y celebrar en círculos.
Ni un rastro de electricidad, ni una sola luz o farol encendido.
Todo ardía.

Tome la salida
Y gane la calle.

De la nada, o mejor dicho de ese todo ante mis ojos, la palabra “decadencia”  apareció en mi cabeza tratando de significarme algo.
Delante de mí se cruzaban jóvenes y más jóvenes cargando en sus hombros llantas de autos cadavéricos para usarlas como combustible primitivo.
Hogueras.
Comercios ardiendo.
Casas a oscuras con las puertas abiertas, mientras afuera (los que parecían ser) sus dueños improvisaban parrillas, donde asaban comida para todo aquel que se acercaba.
La ciudad, cubierta de humo, parecía estar llena de trincheras.

Jamás la he presenciado, pero esto debe ser lo más parecido a una guerra civil. Mejor dicho, a las consecuencias de una, ya que no aquí había combates a la vista. Al menos no evidentes o a gran escala.
Todo eso ya había quedado atrás. Gracias a Dios.

Hacía mucho tiempo que se hablaba de este lugar, de llegar a él.
Del “como”, del “cuándo”.
Ahora era real. Aquí estábamos todos, y los que no, estaban llegando a regañadientes.
El punto era, ¿Qué hacer con todo esto?

Nunca nadie planteo “el después”, o inclusive él “para qué”. Por lo menos no de manera profunda, a fondo.
“No hay tiempo para andar perdiendo pensando en eso”, era la excusa más comúnmente escuchada desde la mayoría... A los gritos.


Mientras trataba de acomodar mis pensamientos y una mueca de tristeza espontanea se dibujaba brevemente en mi cara, una bala paso zumbando a mi lado, y un chico (más allá) con risa de hiena, pareció disfrutar del momento...
Sin culpa alguna.

jueves, 24 de marzo de 2011

Tomar las armas

Un hombre se inclina a recoger su lápiz,
se ha caído.

Se inclina con cuidado, pues el cuerpo (como todo lo demás) ya no es el de antes.
Este hombre se inclina, y al hacerlo, pensamientos lo abordan, imágenes se le cruzan
Delante.
Como electricidad.

De repente, parece ganar vértigo y perder equilibrio.

Le cuesta cada vez más llegar, la vista se le nubla, la mente se puebla.
El hombre sigue allí.
Así.
Inclinado,
Con la mitad de su cuerpo hacia abajo, estirando su mano,
A punto de tomar el lápiz,
Pero no.

Transpira.

El hombre ahora teme, que todos a su alrededor noten lo que le sucede.
Súbitas palpitaciones lo asustan.
El hombre siente que el tiempo se detiene.
Todas las miradas, adivina, sobre él.

Sufre.

Trata de concentrarse, de apurarse. De centrarse en ese lápiz.
Es en vano.
Inventa excusas para el momento de incorporarse. Imagina que cara pondrá, como fingir que nada pasa, que nada paso por su cabeza.
Cuando, en realidad, todo ha pasado.


El aire del lugar ya es irrespirable, la tensión parece apoderarse de todo.
Cree, el hombre, que todo a su alrededor ya es niebla, bruma...
Al menos eso quisiera.


Imagina las risas solapadas, como sobradoras. De costado, pequeñas, con la boca entre cerrada.
Imagina las cargadas, las preguntas inquisidoras.
Ya lo sabe,
Ya lo saben.

El hombre tiene pánico.
¿Notaran, entonces, lo que paso?
Aun peor ¿Sabrán, al fin, lo que verdaderamente piensa? Lo que oculta. Aquello que esconde bien atrás de su mente, de sus ojos.
¿Adivinaran en su rictus el alarido contenido que grito? ¿Verán en sus gestos la cara de espanto que percibió?
¿Y qué hay de las voces?
¿Y qué hay de sus silencios?
¿Descubrirán el peso de sus silencios?

Se dice a sí mismo “eso no debe suceder”,
No puede permitirlo.

El hombre, lento, como una clavija, como un engranaje sin aceitar, se incorpora. Se toma con una mano la base de la espalda pretendiendo dolor.
Una vez incorporado los mira, uno a uno. A todos, a toda la ronda alrededor de la mesa.
Detrás de sus lentes empañados todos parecieran haberlo notado.

(A decir verdad, detrás de esos lentes empañados el mundo entero parece distinto)


En silencio,
Planea su huida.

Un hombre se inclino. Un hombre ha caído.
Para siempre.
Para no volver a ser el mismo.

domingo, 16 de enero de 2011

Revelación (Cuando la sangre comenzó a brotar)


Capitulo 1.

Los gritos podían oírse desde la sala de espera.

Al menos eso es lo que me contaron, porque a decir verdad, yo no podía escuchar nada.
Nada, más que la sangre corriendo dentro de mí. Fluyendo sin parar, como un torrente caliente, urgente.

Juro que podía sentirla en mis oídos, transcurrir a chorros, como un rio lleno de fuerza. Y eso, para que engañarlos, me desestabilizaba aun más.

Había sangre también fuera de mi cuerpo,

Y me pertenecía.

Aunque ahora, esa sangre también era asunto de dos oficiales que me acompañaban, un perito que examinaba la escena y media docena de periodistas de cuarta, que pujaban por entrar a mí estudio y retratar mi desgracia.

El golpe, la piña, el puño que expulso mi sangre, fue un golpe certero, duro, bien asestado. Como salido de una de esas películas de box donde el nocaut es mostrado en cámara lenta y todos podemos sentir el dolor de esa cara que se contorsiona.

Es gracioso, vera. Apenas me la dieron, tuve una sensación fría en mi nariz, estaba congelada como nunca, y luego, cuando la sangre comenzó a brotar, todo era calor, hervor, ebullición.

Un calor que raspaba, molestaba. Dolía aun más…

En realidad, la historia carece de humor práctico, es más bien patética, penosa. Soy consciente de ello…
Déjeme entonces reformular, esta historia tiene mucho de humor


Negro.

lunes, 17 de agosto de 2009

Gloria

“Gloria a Dios en las alturas
Y en la tierra, paz a los hombres...” 

Misa Criolla - Ariel Ramírez


¡Gloria a la juventud! ¡Gloria a la juventud por llevarme hacia allí!

La JunxPile tomo el barrio, se nota en cada cuadra.

La vida aquí, ahora es eléctrica, energizante. Ni siquiera podemos detenernos a pensar que esta pasando.
Se nos escapa esta vida de las manos, como arena, como agua. Pasa frente a nosotros corriendo y se nos ríe en la cara.

Los viejos sacan sus sillas a la puerta y se sientan a esperar a la muerte.
Los jóvenes, descarados, los asustan, los matan, los meten para adentro y les gritan: "¡Allí se quedan!"

Que cruel invento el tiempo, un día arriba y al otro abajo. Ya nadie escucha tu opinión, a nadie le importa lo que tengas para dar.
Cruel, y aun así, lo más justo que he conocido…
Hordas de jóvenes esperando que envejezcas para sacarte de tu lugar, debemos estar atentos. Todos y cada uno de nosotros.


Nunca vi un sol tan fuerte como el de aquella primera vez, era claro, era divino. Dios nos hablaba a través de él, algo quería decirnos. Parecía su aceptación...una señal... Siempre supe que él estaba de nuestro lado...
Nunca volví a ver una tarde de sábado como aquella, jamás.

Una brisa de verano en pleno invierno, acariciaba nuestra cara.
Caminar era bendito, me sentía un privilegiado, la historia demandaba estar allí. Era urgente, necesario. Ese era el mundo y no existía nada mas...
Aquí y ahora.
Nuestro desastroso Big Bang. Hermoso y desastroso Big Bang.

Revueltas donde quiera que mirara, viejos llevados en anda hacia el mar, los jóvenes reían, reían frenéticamente…
Sonrisa diabólica y mirada vacía…
¡Alegría!

Los niños, por su parte, habían escapado. Libres al fin, se abrían paso entre la gente, entre los jóvenes armados hasta los dientes.

¡Gloria a la juventud! ¡Gloria a la juventud por llevarme hacia ese lugar!

domingo, 21 de junio de 2009

De amor y desengaño en el Rio de la Plata (ejercicio de escritura numero uno)

De amor y desengaño en el Río de la Plata

En mi aventamiento ella se aprovechaba de mi
rodeaba mi boja y ante mis ojos cadentes
continuaba con su jactura.

Una vez amantes, hoy tan solo enemigos
A una legua su cuerpo del mío
"Te haré cumplir tu reatu” le dije
Ya no mas tu solercia evasiva
Ya no mas la vulgada en mi vida.

Y tus piernas luengas cada vez más lejanas
dejando a su paso los ñocumentos, ruinas de un pasado
¿Que Dios me podrá mamparar? ¿Quién podrá leer mi péndola?
Si solo hostes en mi futuro quedan, solo viros en soledad.

Vide sufrimiento, vide dolor, vide trigo cortando mis manos
Y un adiós.


(Inspirado en la obra “Brevísima relación de la destrucción de las Indias” de Bartolomé de Las Casas de 1552)

lunes, 25 de mayo de 2009

Siempre habrá mañanas de sol

Aun cuando el tiempo todo lo deshaga,
aun cuando el silencio se quede con mis palabras…
siempre habrá mañanas de sol.

Cuando mis manos solo sostengan restos
y en mis ojos no haya mas que lagrimas secas
Siempre habrá mañanas de sol
despertando sobre las casas de los otros,
sobre las casas de aquellos que supieron como ser feliz.

Aun cuando la suerte se empeñe en no estar a mi favor,
aun cuando mi destino lo escriban mis enemigos
y mi futuro sea un pasado en constante repetición
Siempre habrá mañanas de sol,
siempre habrá un nuevo día esperando por nacer.

Aun cuando tus caricias se conviertan en puños
y la soledad, fiel compañera, en mi nuevo artilugio.

Aun cuando la nada rodee mi todo
y me hunda cada vez mas
Siempre habrá una mañana de sol,
a la vuelta de la esquina,
esperando renacer
como ayer
y hoy…


Aunque hoy… Hoy solo es papeles en blanco desparramados,
tazas de café frio
y fotografías de algo que no volverá…

Y en mi corazón anidadas, miles de anotaciones
Y en mi pecho, angustiadas, miles de frustraciones.

Siempre habrá mañanas de sol.

Aunque mi voz enmudezca y ya no pueda cantar
Aunque mi cuerpo desaparezca en la inmensidad de este mar.

Aunque mis sueños se queden en el camino
y el cielo no se quiera abrir... para mi.

Cuando Dios me de la espalda
y la belleza de una mujer este prohibida en mi cama.

Cuando sea un extraño en mi propia casa
Y ajeno en mi existir.

Cuando el espejo no devuelva mi reflejo
Y los escombros no me dejen ver.

Cuando tan solo sea un recuerdo en tu cabeza…
Y mi ausencia llene todo el lugar…

Siempre habrá una mañana de sol...
aunque ya no la pueda ver.

viernes, 24 de abril de 2009

Camas de hospital

"...Y un amor toda la vida."
{ Pongamos estos jóvenes corazones a latir ¡Rápido! ¡Rápido! }


Idea: Danilo Gatti
Dibujo: Diego Schrayer - http://www.noveoarte.blogspot.com/
Click en la imagen para verla en su tamaño original.

sábado, 21 de marzo de 2009

Dylan

Las muchas vidas del misterio llamado Robert Zimmerman.




"Vos solo queres que te diga lo que vos queres que diga."

Bob Dylan



"No me gusta Bob. Estuvo en nuestra casa en una fiesta hace muchos años y era un pequeño hijo de puta que despreciaba a todos, muy creído de sí mismo. Siempre consideré que sus versos eran por supuesto incuestionablemente buenos, no hay nada que decir sobre eso. Pero realmente creo que tiene una de las voces más pobres que he escuchado en un cantante importante. Su poesía no es mala. No hay duda de que influyó en toda una generación. Pero eso solía preocuparme también. Pensaba que con esa burla ligeramente malévola y esa confianza infundada -la idea de que el "viento soplaría y se encargaría de toda la gente mala"- toda esa tontería era peligrosa. Era muy, muy tonta."

(Norman Mailer, escritor).



"Es un tipo muy normal. Si le pides la hora, te la da."

(Tom Petty, músico).

domingo, 4 de enero de 2009

Toda lucidez es premonitoria

Mientras miraba el documental "Gonzo, vida y obra del Dr. Hunter S. Thompson" (Alex Gibney, 2007) me sorprendió la lucidez de su pluma. Nadie como el pudo advertir el fin del sueño dorado de los 60s de manera tan aguda y adelantada (en "Pánico y miedo en las Vegas" de 1967), o el fin del sueño americano en los 70s con sus artículos sobre la política estadounidense y el triunfo de Nixon, o su mas reciente observación sobre los atentados del 11 de septiembre, cuando esa misma mañana Thompson escribió una columna que vaticinaba lo siguiente: "No se confundan, estamos en guerra. Será una guerra religiosa, una especie de Jihad cristiana." (...) "Castigaremos a alguien por esto, Irak, Afganistán o Pakistán. No se cual de los 3 será, o quizás sean los 3." (...) "Bush declara una emergencia de seguridad nacional y les caerá duro a todos, sin importar donde vivan o porque".
Y creo que la palabra que utilice anteriormente, "advertir", es la palabra correcta. Pues no es una mera adivinación, o completo azar, es la mente humana trabajando, pensando no por el mero hecho físico de hacerlo (ya que eso lo hacemos todos todo el tiempo), sino pensar como actitud superadora, pensar como una actitud frente a la vida, pensar para un progreso (ya sea individual o colectivo), para conocer mas y mas, para ampliar la capacidad de análisis...
Es lucidez, la misma que ha tenido Julio Verne desde la ficción, Naomi Klein y Noam Chomsky desde el periodismo, y así infinidad de pensadores o escritores.
Definir a un escritor como antes los mencionados solo como premonitorios, o calificar a sus textos como premoniciones es rebajarlos, subestimarlos, reducirlos... Eso sirve solo para titular fugaz de un noticiero “berreta”.
Es un insulto a su inteligencia, su sagacidad, a su obra toda.
No son videntes, ni han acertado un número en la lotería, es gente con gran despliegue y elegancia intelectual, son aquellos realmente preparados y que da gusto oír, leer o lo que sea...
Son aquellas personas que en tiempos donde la opinión de cualquiera es legitimada y masificada a través de los medios y donde la información es descartable y vacía (lo que un día es terrible, al otro ya desapareció), hoy mas que nunca hay que respetar y valorar la profundidad de estos pensadores, valorar su lucidez...
Porque toda lucidez es premonitoria.