["No hablo yo de fantasmas, ni de Dios...
soló te cuento las cosas que se te suelen perder."]

domingo, 16 de enero de 2011

Revelación (Cuando la sangre comenzó a brotar)


Capitulo 1.

Los gritos podían oírse desde la sala de espera.

Al menos eso es lo que me contaron, porque a decir verdad, yo no podía escuchar nada.
Nada, más que la sangre corriendo dentro de mí. Fluyendo sin parar, como un torrente caliente, urgente.

Juro que podía sentirla en mis oídos, transcurrir a chorros, como un rio lleno de fuerza. Y eso, para que engañarlos, me desestabilizaba aun más.

Había sangre también fuera de mi cuerpo,

Y me pertenecía.

Aunque ahora, esa sangre también era asunto de dos oficiales que me acompañaban, un perito que examinaba la escena y media docena de periodistas de cuarta, que pujaban por entrar a mí estudio y retratar mi desgracia.

El golpe, la piña, el puño que expulso mi sangre, fue un golpe certero, duro, bien asestado. Como salido de una de esas películas de box donde el nocaut es mostrado en cámara lenta y todos podemos sentir el dolor de esa cara que se contorsiona.

Es gracioso, vera. Apenas me la dieron, tuve una sensación fría en mi nariz, estaba congelada como nunca, y luego, cuando la sangre comenzó a brotar, todo era calor, hervor, ebullición.

Un calor que raspaba, molestaba. Dolía aun más…

En realidad, la historia carece de humor práctico, es más bien patética, penosa. Soy consciente de ello…
Déjeme entonces reformular, esta historia tiene mucho de humor


Negro.

2 comentarios:

Soledad Arrieta dijo...

Che, qué bueno! ¿Para cuando el capítulo siguiente?

susana dijo...

.........mas. excelente la descripción...se ve, se puede sentir.